(Cundinamarca, julio 9 de 2025). Más de 330 personas en Paratebueno y Medina recibieron atención oportuna tras el sismo de magnitud 6.4 que se sintió el pasado 8 de junio. Desde ese mismo día, los equipos de salud de Cundinamarca activaron una respuesta rápida para cuidar la vida, la salud mental y el bienestar de las familias afectadas.
En total, se atendieron 41 personas con lesiones o afectaciones físicas: 36 por el sismo y 5 más por el vendaval que ocurrió el 28 de junio en Paratebueno. De estas, solo dos requirieron ser llevadas a clínicas especializadas, gracias a la atención eficaz que brindaron los servicios locales.
Además, se gestionaron 36 remisiones médicas para casos más complejos, como fracturas, enfermedades crónicas, infecciones respiratorias y problemas cardíacos. Estas fueron tramitadas desde Paratebueno y Medina a hospitales en Bogotá, Villavicencio, Cáqueza y otros municipios cercanos.
En los alojamientos temporales, se identificaron 103 familias que sumaban 337 personas. De ese total, 57 tenían alguna condición especial de salud, como enfermedades crónicas, embarazos o discapacidades. Esta información permitió priorizar su atención y hacer un seguimiento constante.
La caracterización casa por casa permitió priorizar a quienes más lo necesitaban. Saber quién requiere atención urgente fue clave para evitar complicaciones y llevar tranquilidad a las familias.
Uno de los grandes esfuerzos fue en salud mental. Psicólogos y profesionales del área acompañaron a niños, mujeres, adultos mayores y familias enteras con charlas, talleres y apoyo emocional. También ayudaron a quienes debieron dejar sus casas o enfrentaban momentos difíciles.
Durante la emergencia, se presentaron dos situaciones que encendieron las alertas de salud pública. Una fue un brote de enfermedad transmitida por alimentos, que afectó a ocho personas por consumir un alimento donado. La otra, un brote respiratorio que enfermó a 17 personas de una misma familia. Ambos casos fueron atendidos de inmediato, sin complicaciones graves.
Para prevenir enfermedades como el dengue, zika o chikungunya, se fumigaron los albergues y más de 80 viviendas cercanas. También se entregaron 320 toldillos impregnados con insecticida, especialmente a niños y personas mayores.
Entre el 10 y el 24 de junio, se tomaron muestras del agua en los alojamientos y redes de distribución para verificar su calidad. Además, se inició un proceso de capacitación con el SENA para los operadores de plantas de tratamiento, con el fin de fortalecer su labor durante emergencias.
Los puntos de acopio y preparación de alimentos también fueron visitados. Allí se corrigieron detalles relacionados con el almacenamiento, la cadena de frío y la disposición de residuos, asegurando condiciones seguras para las comunidades que dependen de estos espacios.
Gracias al trabajo conjunto del personal de salud, los municipios, el Centro Regulador de Urgencias y Emergencias (CRUE) y la comunidad, se logró dar respuesta rápida y efectiva a las necesidades más urgentes tras el sismo. La salud física, emocional y ambiental de las familias fue la prioridad.