La Pirámide de Cundinamarca: un ícono de historia, cultura y sostenibilidad energética

  • La imponente estructura de vidrio y acero representa autoridad, transparencia y conexión con la identidad ancestral de los cundinamarqueses.

 

(Cundinamarca, 22 de agosto de 2025). La sede administrativa de la Gobernación, ubicada en el Centro Administrativo Nacional (CAN), no solo es el corazón del poder departamental, sino también un símbolo cultural y arquitectónico que une pasado, presente y futuro.

 

La estructura de vidrio y acero que corona el edificio de la Honorable Asamblea Departamental representa autoridad, transparencia y conexión con la identidad ancestral de la región.

 

Inaugurada en 1997, trasciende lo funcional: evoca el legado de las civilizaciones que vieron en esta forma la representación del poder, la ascensión y la espiritualidad. Se erige como un eje de identidad institucional, aludiendo a la fortaleza democrática, la justicia y el bienestar común.

 

En el marco del contrato derivado de obra No. 787 de 2023, la administración departamental llevó a cabo un proceso de modernización de esta estructura emblemática, desarrollada en fases entre 2023 y 2024.

 

La instalación de 484 paneles solares y la renovación de su envolvente con vidrio templado negro de 8 mm, no solo mejoraron su estética, sino que la convirtieron en un referente de sostenibilidad energética en el país.

 

Con esta transformación, la Pirámide ahora combina tradición y modernidad, consolidándose como un ícono de desarrollo responsable y resiliencia frente al cambio climático.

 

La secretaría General y de Cercanía al Ciudadano, Natalia Forero Marín, destacó la relevancia cultural y simbólica de este emblema: “La Pirámide no es únicamente un hito arquitectónico, es un puente entre nuestra memoria ancestral y el futuro que construimos con responsabilidad. Con esta modernización, renovamos nuestro compromiso de ser un referente transparente, sostenible y cercano a la ciudadanía.”

 

La Pirámide no es solo un edificio: es un legado cultural, un símbolo de poder democrático y un faro de innovación sostenible. Su presencia en el CAN de Bogotá recuerda a los cundinamarqueses y colombianos que la historia y la modernidad pueden dialogar en armonía para proyectar un futuro sólido y esperanzador.

 

 

 

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