(Cundinamarca, 29 de julio de 2025) En medio del verde espeso del Sumapaz y bajo el abrigo de la neblina, se alza uno de los lugares más místicos y emblemáticos del territorio cundinamarqués: el Cerro Quininí, palabra que en lengua indígena significa "montaña sagrada de la Luna". Este sitio de ancestral energía, ubicado en el municipio de Tibacuy, fue hogar ceremonial de las comunidades Panche y sigue siendo, hoy, un santuario natural y espiritual que cautiva a viajeros, caminantes y buscadores de paz.
El Cerro Quininí es, además, una Reserva Forestal Protectora que se extiende por aproximadamente 1.900 hectáreas. Su territorio combina áreas de conservación con fincas agropecuarias —especialmente cafeteras y plataneras— que conviven de manera respetuosa con el entorno. Los registros arqueológicos de la cultura Panche, así como sus paisajes boscosos, lo convierten en un lugar privilegiado para la observación de la naturaleza, la historia viva y las tradiciones culturales del centro del país. Sus senderos demarcados permiten al visitante sumergirse con respeto y asombro en un ecosistema único.
Caminar por el Quininí es sumergirse en un territorio donde confluyen biodiversidad, leyenda y silencio sagrado. El ascenso, de 4.5 kilómetros por antiguos caminos reales, atraviesa bosques nativos de robles, bromelias, musgos y lianas que abrazan al visitante como si reconocieran su paso. En el trayecto, pinturas rupestres y formaciones rocosas nos hablan de un pasado vivo: un templo natural donde se celebraban rituales de fertilidad, ofrendas a la luna y ceremonias de conexión con el cosmos.
Desde sus miradores, como la Peña del Diablo o la Cueva de los Panches, el horizonte se abre generoso: el Valle del Magdalena Medio, la meseta de Chinauta, Fusagasugá, Silvania, Viotá y, en días claros, incluso el Nevado del Tolima, revelan la majestuosidad del paisaje cundinamarqués.
Quininí es un punto de encuentro para quienes buscan retiros espirituales, meditación, fotografía de naturaleza o simplemente desconexión. La energía que emana del lugar, sumada al cuidado de las comunidades locales que lo protegen, hacen de este cerro un emblema del ecoturismo con sentido.
Para tener en cuenta: